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El Último libro de Manuel Carballal ¡¡YA A LA VENTA!!
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En numerosas ocasiones la revista El Ojo Crítico ha intentado, la mayoría de las veces inútilmente, advertir a la comunidad de investigadores de los fenómenos anómalos, de que uno de nuestros mayores enemigos actualmente es la publicidad viral. Sin ningún asomo de compasión o respeto por las creencias de los ufólatras, ni tampoco por el esfuerzo desinteresado de los investigadores, cada vez con más frecuencia las agencias de publicidad utilizan elementos extraídos del imaginario OVNI y/o paranormal, para promocionar de forma rápida y económica sus productos.
Nuestro empeño por alertar sobre este aspecto, absolutamente desatendido e infravalorado del mundo del misterio, normalmente solo ha recibido el desprecio y la incomprensión por parte de quienes se autodenominan investigadores o divulgadores de lo paranormal, calificándonos de incrédulos, desertores o renegados. Sin embargo, y pese a esa incomprensión, nosotros seguimos manteniendo nuestra opinión de que la única forma de llegar a la verdad, es desenmascarando la mentira. Por triste, incómodo e ingrato que nos resulte.
EOC dedicó todo un dossier monográfico (EOC nº 63) a este problema: la publicidad viral y los fenómenos anómalos. Pero también EOC nº 57, EOC nº 58, EOC nº 59, EOC nº 62, EOC nº 68, etc, denunciamos fraudes, engaños y mentiras disfrazadas de publicidad viral, como el caso del Ángel de Campdevenol, el OVNI gallego, los círculos de las cosechas de España, la secta Amish de Sevilla, el OVNI de Jerusalén, etc, que todavía asoman de vez en cuando a los medios especializados, y sobre todo a blogs y webs de internet, como si fuesen casos reales. Frustrante. Hoy debemos ocuparnos de nuevo de un caso, que acaparó toda la atención mediática en 2007, y que probablemente supone el primer ejemplo de intoxicación de la comunidad ufológica internacional a gran escala, utilizando internet. Una historia que nos llena de profunda tristeza, rabia e impotencia, pero que hace tiempo queríamos traer a las páginas de EOC, a pesar de saber que con ello abriremos algunas viejas heridas, que probablemente nos acarrearán nuevos reproches. Pero de todo corazón, creemos que alguien debe hacerlo.
Casos, como el que hoy queremos ofrecer a las nuevas generaciones de investigadores, son a nuestro juicio tremendamente importantes. No solo porque mutilan de forma letal la credibilidad de la investigación de las anomalías. No solo porque ofrecen a los pseudo-escépticos y negativistas nuevos elementos para atacar la seriedad de esta investigación. No solo porque minan el ánimo y agotan los recursos y las fuerzas de quienes invierten su tiempo y su dinero en investigarlos… Sino porque nos parece profundamente injusto que algunos individuos decidan lucrarse, a costa de manipular y burlarse de las creencias y el esfuerzo de quienes consideramos el estudio de las anomalías como un campo de interés científico y cultural. No es justo.
Los drones de California: otro caso perfecto
En la primavera de 2007, y como muy bien relató en su día nuestro compañero José Antonio Caravaca en su blog http://caravaca.blogspot.com unas misteriosas fotografías de inusual claridad y nitidez, de lo que parecía una aeronave no identificada, entraron por la puerta grande en los foros de debate ufológico norteamericano. Probablemente desde las controvertidas imágenes del caso Gulf Breeze, los investigadores norteamericanos no se habían encontrado con nada parecido. Se trataba de imágenes tomadas a plena luz, con alta resolución, y todo detalle, de una especie de aeronave no tripulada, sobrevolando varias poblaciones norteamericanas. Así empezó la cruel conspiración de los drones de California. Se trató, probablemente, del primer gran caso ufológico sustentado casi exclusivamente en la red. Toda una lección para los adictos al ciberespacio.
EOC dedicó todo un dossier monográfico (EOC nº 63) a este problema: la publicidad viral y los fenómenos anómalos. Pero también EOC nº 57, EOC nº 58, EOC nº 59, EOC nº 62, EOC nº 68, etc, denunciamos fraudes, engaños y mentiras disfrazadas de publicidad viral, como el caso del Ángel de Campdevenol, el OVNI gallego, los círculos de las cosechas de España, la secta Amish de Sevilla, el OVNI de Jerusalén, etc, que todavía asoman de vez en cuando a los medios especializados, y sobre todo a blogs y webs de internet, como si fuesen casos reales. Frustrante. Hoy debemos ocuparnos de nuevo de un caso, que acaparó toda la atención mediática en 2007, y que probablemente supone el primer ejemplo de intoxicación de la comunidad ufológica internacional a gran escala, utilizando internet. Una historia que nos llena de profunda tristeza, rabia e impotencia, pero que hace tiempo queríamos traer a las páginas de EOC, a pesar de saber que con ello abriremos algunas viejas heridas, que probablemente nos acarrearán nuevos reproches. Pero de todo corazón, creemos que alguien debe hacerlo.
Casos, como el que hoy queremos ofrecer a las nuevas generaciones de investigadores, son a nuestro juicio tremendamente importantes. No solo porque mutilan de forma letal la credibilidad de la investigación de las anomalías. No solo porque ofrecen a los pseudo-escépticos y negativistas nuevos elementos para atacar la seriedad de esta investigación. No solo porque minan el ánimo y agotan los recursos y las fuerzas de quienes invierten su tiempo y su dinero en investigarlos… Sino porque nos parece profundamente injusto que algunos individuos decidan lucrarse, a costa de manipular y burlarse de las creencias y el esfuerzo de quienes consideramos el estudio de las anomalías como un campo de interés científico y cultural. No es justo.
Los drones de California: otro caso perfecto
En la primavera de 2007, y como muy bien relató en su día nuestro compañero José Antonio Caravaca en su blog http://caravaca.blogspot.com unas misteriosas fotografías de inusual claridad y nitidez, de lo que parecía una aeronave no identificada, entraron por la puerta grande en los foros de debate ufológico norteamericano. Probablemente desde las controvertidas imágenes del caso Gulf Breeze, los investigadores norteamericanos no se habían encontrado con nada parecido. Se trataba de imágenes tomadas a plena luz, con alta resolución, y todo detalle, de una especie de aeronave no tripulada, sobrevolando varias poblaciones norteamericanas. Así empezó la cruel conspiración de los drones de California. Se trató, probablemente, del primer gran caso ufológico sustentado casi exclusivamente en la red. Toda una lección para los adictos al ciberespacio.
Desde que aparecieron las primeras imágenes de los llamados drones de California, o dragonfly drones (drones libélula), miles de internautas de volcaron en el análisis de las fotografías y los testimonios de sus autores. Autores que, por cierto, nunca dieron la cara, limitándose a utilizar el correo electrónico, los foros de debate, las webs de algunos conocidos e influyentes ufólog@s norteamerican@s y, en algún caso excepcional, su propia página web.
A pesar de que, en cuanto aparecieron las primera fotografías, surgieron supuestos avistamientos de los dragonfly drones por todo Estados Unidos, en un efecto contagio que inevitablemente nos recordó las airship del siglo pasado, los principales investigadores del fenómeno, que rápidamente se organizaron en un equipo de trabajo, diferencian los cinco casos clave, de todos los demás, que ellos mismos consideraron un posible contagio mediático.
Es imposible cuantificar el tiempo, el esfuerzo y el dinero que invirtieron, cientos de investigadores agrupados en el Drone Research Team (DRT), en estudiar el caso. Probablemente solo es comparable a grandes hitos de la ufología, como UMMO.
Se realizaron costosos análisis informáticos; encuestadores de campo, incluyendo a dos detectives profesionales, se pasaron días pateando los lugares donde supuestamente se habían tomado las imágenes, en busca de testigos a los que entrevistar; se dedicaron miles de horas a debatir, en todo tipo de foros, blogs y chats, sobre el caso. Los dragonfly drones tuvieron entretenida a toda la comunidad ufológica durante meses, como ahora nos entretiene la profecía maya, la exopolítica, o los friendship…
Se realizaron costosos análisis informáticos; encuestadores de campo, incluyendo a dos detectives profesionales, se pasaron días pateando los lugares donde supuestamente se habían tomado las imágenes, en busca de testigos a los que entrevistar; se dedicaron miles de horas a debatir, en todo tipo de foros, blogs y chats, sobre el caso. Los dragonfly drones tuvieron entretenida a toda la comunidad ufológica durante meses, como ahora nos entretiene la profecía maya, la exopolítica, o los friendship…
Los casos originales
1: Tahoe.
2: Chad.
3: Rajinder Satyanarayana.
4: Stephen.
5: Ty.
6: Isaac.
1: Tahoe.
2: Chad.
3: Rajinder Satyanarayana.
4: Stephen.
5: Ty.
6: Isaac.
A continuación detallaremos, uno por uno, estos 6 casos...
Este artículo es de larga extensión por lo que para facilitar la carga total en tu dispositivo móvil, lo hemos dividido en 4 partes. A continuación tienes los 4 enlaces que componen la totalidad del mismo:
DRAGONFLY (I) - LA APASIONANTE HISTORIA DE LOS DRONES DE CALIFORNIA
DRAGONFLY (II) - LOS SEIS CASOS
DRAGONFLY (III) - LOS DETECTIVES Y EL ABDUCIDO
DRAGONFLY (IV) - CONCLUSIÓN
Este artículo es de larga extensión por lo que para facilitar la carga total en tu dispositivo móvil, lo hemos dividido en 4 partes. A continuación tienes los 4 enlaces que componen la totalidad del mismo:
DRAGONFLY (I) - LA APASIONANTE HISTORIA DE LOS DRONES DE CALIFORNIA
DRAGONFLY (II) - LOS SEIS CASOS
DRAGONFLY (III) - LOS DETECTIVES Y EL ABDUCIDO
DRAGONFLY (IV) - CONCLUSIÓN
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