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A las 21 horas del 6 de diciembre de 1965 varios vecinos de la población sevillana de Lora del Río observaron una espectacular “bola de fuego” que caía del cielo, hasta estrellarse en tierra, dejando un cráter de 30 cm. en el lugar del impacto. Según el informe oficial, las coordenadas de ese primer “estrellamiento” fueron 37º 43’ latitud Norte y 5º 32’ 53’’ longitud Oeste. Pero lo más increíble es que el fenómeno se repitió una, y otra vez más, cayendo otras dos “bolas de fuego”, que se llevaron por delante algunas ramas, y llegaron a impactar, al menos una de ellas, a 4 o 5 metros de las viviendas del pueblo. Como podemos imaginar, aquellos objetos no identificados caídos del cielo, fueron rápidamente recuperados por los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, como ocurriría tantas veces posteriormente, y posteriormente trasladados al Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial para su examen. Según describe el informe del INTA que obra en poder de EOC:
“El día 16 de diciembre de 1965 se presentó en el INTA, el Capitán Ayudante de Ingenieros Aeronáuticos, Sr. Moreno Rivera, siendo portador de 3 esferas huecas que por orden del E. M. se enviaban al INTA…”.
Según dicho informe, firmado por Antonio Pérez-Marín, director del INTA, las esferas pesaban:
“14 kg; su diámetro 38 cm; su espesor de pared de la esfera hueca de 7mm. Un examen rápido de estructura se deduce que el material es titanio o una de sus aleaciones…”.
Unos días después otra esfera similar era descubierta en Fuentes de Cantos (Badajoz), y dos objetos más se recuperaron en Montemolinos. Fotografías de las esferas caídas del cielo en Sevilla analizadas por el INTA que se incluyen en el informe.
Aunque ni el INTA, ni el Ministerio de Defensa españoles lo sabían, tres meses antes se había encontrado una esfera muy similar, de titanio, en Merkanooka (Australia), y ese mismo año habían “caído del cielo” esferas muy parecidas en Västergötland (Suecia) y en Tio Pújio (Argentina).Y durante décadas, esas y otras esferas caídas del cielo han protagonizado portadas de revistas ufológicas, consideradas como de origen extraterrestre. Sin embargo, según este informe descubierto “accidentalmente” en los archivos del Ejército del Aire durante el proceso de desclasificación OVNI, los expertos del INTA supieron inmediatamente que origen de aquellas “bolas de fuego” que a punto estuvieron de impactar contra las viviendas de Lora del Río no eran alienígenas, sino algo mucho más inquietante.
La composición de las esferas, y las inscripciones en caracteres cirílicos que descubrieron en su interior, apuntaban al origen soviético del los objetos, siendo parte de una nave espacial rusa: la Vostok. La agencia aeroespacial soviética había hecho público un lanzamiento tripulado el 18 de marzo de ese año, sin embargo los técnicos españoles se atrevían a sugerir que:
“Dichas esferas es probable no pertenezcan al citado lanzamiento ruso… sino más bien de un lanzamiento posterior y no hecho público”.
Ni que decir tiene que la CIA en España se movilizó rápidamente y el gobierno norteamericano solicitó que le fuesen entregadas las esferas para su mejor análisis en el Battelle Memorial Institute… Era la primera vez, que sepamos, que restos de “ovnis” estrellados en España terminaban en poder de Estados Unidos, pero no la última.
“Dichas esferas es probable no pertenezcan al citado lanzamiento ruso… sino más bien de un lanzamiento posterior y no hecho público”.
Ni que decir tiene que la CIA en España se movilizó rápidamente y el gobierno norteamericano solicitó que le fuesen entregadas las esferas para su mejor análisis en el Battelle Memorial Institute… Era la primera vez, que sepamos, que restos de “ovnis” estrellados en España terminaban en poder de Estados Unidos, pero no la última.
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