LOS JUECES INSTRUCTORES DE LOS EXPEDIENTES OVNI

MISIÓN: DICTAR SENTENCIA OVNI

Docenas de expedientes sobre fenómenos aéreos anómalos se encuentran al alcance del gran público en el Estado Mayor del Ejército del Aire, en Madrid. Otra cantidad de informes, notas y documentos oficiales relacionados con los No Identificados permanece traspapelada, clasificada o simplemente inaccesible para el gran público. Pero ¿Quiénes fueron los responsables de redactar esos documentos? Hoy, por primera vez, podemos conocer los nombres y apellidos de todos ellos.

Cuando me colé en casa del juez informador, Coronel Fernando Zamorano Martínez por primera vez, los expedientes OVNI del Ejército del Aire español aun eran materia clasificada. Y digo que me colé porque realmente así fue… Supongo que sólo quienes hayan sentido alguna vez la febril pasión por buscar respuestas al fascinante fenómeno OVNI, azuzado por la juventud y por ilusión, sabe hasta que punto pueden llegar las temeridades de los investigadores. Esta vez, gracias a unas informaciones que había recopilado en Zaragoza en torno a este caso, estaba en disposición de hacerme pasar por un familiar lejano del juez instructor. Y lo hice. Hasta ese día ningún investigador había conseguido identificar, y menos aún entrevistar, al responsable de uno de los expedientes OVNI más controvertido y relevante en la historia de la ufología española. El caso del polígono de tiro de las Bárdenas Reales, el 2 de enero de 1975.

Según me relataría el Coronel Zamorano, que recordaba sorprendentemente el incidente, recibió una llamada de la capitanía general de Tercera Región Aérea, sólo unas horas después de haberse producido el incidente. Y de esta forma, por orden de sus superiores, el 3 de enero de 1975 el Coronel, propietario de una intachable hoja de servicios en el ejército, se vió convertido en improvisado ufólogo.

Y es que, para redactar esos expedientes, ahora a disposición de todos los ciudadanos, el juez instructor del caso debe realizar una investigación, que poco se diferencia de la que debe realizar cualquier estudioso crítico de los OVNIs. Con la diferencia de que el juez instructor dispone de muchos más medios que nosotros. No sólo porque, lógicamente, nadie le va a poner impedimentos para interrogar a los militares que hayan protagonizado el incidente, sino porque podrá disponer de la información de los radares militares, filmaciones y/o fotografías del fenómeno, corroboración (o no) de los acuartelamientos de la zona, etc. Normalmente para acceder a esa misma información los investigadores civiles tenemos que hacer cosas muy inverosímiles.

Y en relación al misterioso suceso que se había producido en el polígono de tiro de Bardenas Reales (Zaragoza) unas horas antes, el juez Fernando Zamorano hizo exactamente eso. Interrogó a los militares que protagonizaron el avistamiento, consultó a los observatorios meteorológicos del ejército, a las torres de control, centros de radar, etc, y después elaboró su informe. 

Según me relató, personalmente, algo que nunca antes había hecho, el Coronel Zamorano llegó a la conclusión, tras una minuciosa investigación, de que el 2 de enero de 1975 dos objetos de origen desconocido sobrevolaron impunemente las instalaciones militares de Bárdenas. Sin embargo, para cuando el juez concluyó la investigación, la noticia del incidente OVNI en Bárdenas Reales ya se había filtrado a la prensa, y por “una sugerencia explicita” de sus superiores, el juez instructor del expediente guardó silencio sobre su auténtica conclusión, facilitando indirectamente a la prensa una explicación alternativa “que tranquilizase a la opinión pública”. 

En otras palabras, y aunque fuese con la mejor intención, el juez instructor del expediente OVNI había concluido, tras la investigación pertinente, que el origen del fenómeno era inexplicado. Sin embargo a la prensa se le sugirió que la investigación militar concluía que el origen del suceso era “el halo de la luna”… Y esa fue la versión que se publicó en toda la prensa nacional, y que los pseudoescépticos del MEO han repetido una y otra vez. Evidentemente ninguno de ellos se había tomado la molestia de preguntar al autor de aquella mentira. Es más cómodo repetirla sin molestarse en buscar la verdad.

De profesión “juez de OVNIs”

Militares profesionales, de alta graduación, a los que se les encarga la misión de investigar un suceso inexplicado. Eso son los jueces informadores que redactaron los expedientes OVNI del Ejército del Aire español.

La inmensa mayoría de estos auténticos “agentes Mulder” del Ejército del Aire español sólo se toparon con esta insólita misión una vez durante su cerrera profesional. Sin embargo existen excepciones, como el Pedro Ortega Garcia (con su ayudante el Capitan Juan Luis Abad Cellini), que redactó el expediente 050379 y también el 800522; o el caso del comandante Enrique Garcia Crespo, que redactó 3 de los expedientes desclasificados (el 681219, el 6901,24 y el 690208). Pero sólo ha existido un juez instructor de informes OVNI que repitiese esta misión no dos, ni tres, sino hasta en cuatro ocasiones: el Comandante Antonio Munáiz Ferro-Sastre, autor de 4 de los expedientes desclasificados más polémicos en la historia del Ejército del Aire español. 4 de los casos más clásicos y famosos de la ufología hispana. Y, por supuesto, los cuatro acontecidos en las islas canarias.

Llegué a entrevistar al Comandante Antonio Munáiz Ferro-Sastre a través de un común amigo, mando de la OTAN. Hasta ese día, según me aseguró, el juez instructor con más experiencia en la investigación OVNI del Ministerio de Defensa español jamás se había entrevistado con ningún ufólogo, así que el lector podrá imaginar el entusiasmo de quien esto escribe al sentarse, en una céntrica cafetería de Madrid, con el veterano militar recién jubilado.

El coronel Munáiz no solo es la mano que redactó cuatro de los expedientes OVNI desclasificados, sino que le tocó enfrentarse a cuatro casos clásicos, tan controvertidos como fascinantes: los expedientes 741124, 760622, 761119 y 770315. Estoy seguro de no existirá ningún lector de estas líneas, mínimamente aficionado a la ufología, que no recuerde, por ejemplo, el famoso caso de “los gigantes de Galdar”, o los “ovni-misiles” de marzo de 1979. 

Pero eso no es todo. Quizás por que la experiencia acumulada como juez instructor despertó en el alguna curiosidad personal, o tal vez simplemente porque lo consideraba un tema de interés estratégico, el Teniente Coronel Antonio Munáiz Ferro-Sastre fue autor de un trabajo que lleva por título "Método para la investigación de fenómenos aeroespaciales", y que fue redactado basándose en su experiencia como juez-instructor de expedientes ovni. Dicha "tesina" es requerida para el ascenso a los coroneles que cursas estudios superiores en la Escuela Superior del Aire. En dicha "tesina" se exponía y desarrollaba el método usado por el autor entre 1974 y 1977 en las investigaciones ovni realizadas en la Zona Aérea de Canarias, como juez instructor.