- Obtener enlace
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
El Último libro de Manuel Carballal ¡¡YA A LA VENTA!!
- Obtener enlace
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
"Hazte un arca de maderas resinosas, divídela en compartimentos, y la calafateas con pez por dentro y por fuera. Hazla así, trescientos codos de largo, cincuenta de ancho y treinta de alto; harás en ella un tragaluz, y a un codo sobre este acabarás el arca por arriba; la puerta la haces a un costado; harás en ella un primero, un segundo y un tercer piso. Voy a arrojar sobre la tierra un diluvio de aguas que exterminará toda carne que bajo el cielo tiene un hálito de vida. Cuanto hay en la tierra perecerá. Pero contigo haré yo mi alianza; y entrarás en el arca tú y tus hijos, tu mujer y las mujeres de tus hijos. De todo viviente y de toda carne meterás en el arca parejas para que vivan contigo; macho y hembra serán. De cada especie de aves, de ganados y de reptiles vendrán a ti por parejas para que conserven la vida..."
(Génesis 6, 14-21)
Yavé-Dios no podía ser más claro con Noé. Ni sus especificaciones arquitectónicas podían ser más concretas. Con las medidas e instrucciones dadas por Yavé, el justo varón se puso manos a la obra, y con la ayuda de sus hijos Sem, Cam y Jafet construyó, según el relato del Pentateuco bíblico, una colosal embarcación destinada a prolongar la vida tras el devastador diluvio.
Para los teólogos y exégetas más racionalistas, el arca no existió como tal embarcación, sino que se trata de un símbolo del bautismo, o de la Iglesia de Dios que salva a los pecadores que ingresan en ella. Para ello se basan en las citas que hacen Mateo, Lucas y el libro de los Hechos de los Apóstoles. Sin embargo, dejando a un lado las divagaciones teológicas, el diluvio, como un hecho histórico, aparece reseñado en demasiadas culturas además de la judeocristiana. Y resulta demasiado poco convincente la teoría de que, las increíbles coincidencias entre leyendas, precolombinas, hindúes, mesopotámicas o egipcias, sean solo fruto de una casualidad...
El "Noé" Gilgamesh y otros "diluvios"
"Destruye tu casa y construye una barca, abandona todas tus pertenencias y ve en busca de la vida, deja atrás los bienes materiales y salva tu alma... Destruye tu casa, te digo, y construye una barca con sus dimensiones en la justa proporción con su anchura y longitud en armonía. Instala a bordo de la barca la semilla de todos los seres vivos."
Este texto nos puede resultar familiar, pero no se trata de un relato bíblico sobre Noé y el Diluvio, sino de la dramática odisea de un rey de la vieja Sumer, cuya proeza, recogida en los mitos mesopotámicos, ha llegado hasta nosotros a través de miles de tablillas de arcilla grabadas con escritura cuneiforme arrancadas, a las arenas de Irak, donde permanecían desde el tercer milenio antes de Cristo.
Dios advierte a Gilglamesh de la inminente destrucción de la Tierra inundada por las aguas, y el "Noé mesopotámico", como el judío, acomoda en su arca a los hombres y animales que habrán de repoblar el mundo tras el diluvio:
"... Instalé a bordo a todos mis parientes, cabezas de ganado, animales salvajes procedentes de los espacios abiertos, a toda suerte de artesanos..."
"... Instalé a bordo a todos mis parientes, cabezas de ganado, animales salvajes procedentes de los espacios abiertos, a toda suerte de artesanos..."
Con una insólita sincronicidad con el relato bíblico, el "arca de Gilglamesh" sufre las lluvias que inundarán la Tierra hasta quedar varada en un "Ararath" iraki:
"...A una distancia de catorce leguas apareció una montaña, y la barca embarrancó allí: quedó atrapada en la montaña de Nisir, inmóvil..."
"...A una distancia de catorce leguas apareció una montaña, y la barca embarrancó allí: quedó atrapada en la montaña de Nisir, inmóvil..."
Igual que en relata el Antiguo Testamento respecto a Noé, Gilglamesh soltó una paloma tras haber embarrancado el arca:
"... Pero como no halló lugar donde posarse, regresó. Luego solté una golondrina; ésta se alejó volando, pero al no hallar donde posarse también regresó. Solté después un cuervo, el cual al comprobar que las aguas habían retrocedido comió, revoloteó sobre la barca, emitió unos graznidos y no regresó...".
"... Pero como no halló lugar donde posarse, regresó. Luego solté una golondrina; ésta se alejó volando, pero al no hallar donde posarse también regresó. Solté después un cuervo, el cual al comprobar que las aguas habían retrocedido comió, revoloteó sobre la barca, emitió unos graznidos y no regresó...".
¿Coincidencia? ¿casualidad? Parece improbable, sobretodo si tenemos en cuenta que en Centroamérica existen también relatos muy similares sobre un apocalíptico diluvio.
En una rara colección de documentos aztecas conocida como Vaticano-Latin Codex se recogen las leyendas de este pueblo, con relación a los ciclos históricos que había vivido la tierra. Esos ciclos se dividen en "soles" siendo la nuestra la era de "Los Hijos del Quinto Sol". Antes que nosotros, afirma el Vaticano-Latin Codex, en la era del Cuarto Sol o Tzontlilic, se produjo una destrucción masiva a manos de un diluvio.
En otro documento azteca, la Piedra del Sol de Axayacatl, se especifica que los hijos del Cuarto Sol perecieron a manos de la diosa del agua "Chalchiuhtlicue":
"La destrucción se produjo en forma de lluvias torrenciales e inundaciones. Las montañas desaparecieron y los hombres se transformaron en peces".
"La destrucción se produjo en forma de lluvias torrenciales e inundaciones. Las montañas desaparecieron y los hombres se transformaron en peces".
En Colombia los indios chibchas mantienen viva la leyenda de Chía, que utilizó sus medios mágicos para provocar un diluvio en el que pereció la mayoría de la población.
En Ecuador son los indios cañaríes los que relatan una vieja leyenda sobre un diluvio del que escaparon solo dos hermanos que se habían refugiado en una alta montaña. Por su parte, en Perú, son muchas los mitos referentes a un indio a quien una llama advirtió de que iba a producirse un diluvio, salvándose gracias a aquella advertencia. También los araucanos de Chile, y los yamana de Tierra de Fuego mantienen tradiciones similares.
En Ecuador son los indios cañaríes los que relatan una vieja leyenda sobre un diluvio del que escaparon solo dos hermanos que se habían refugiado en una alta montaña. Por su parte, en Perú, son muchas los mitos referentes a un indio a quien una llama advirtió de que iba a producirse un diluvio, salvándose gracias a aquella advertencia. También los araucanos de Chile, y los yamana de Tierra de Fuego mantienen tradiciones similares.
- Obtener enlace
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
Comentarios
Publicar un comentario