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Los hombres-leopardo africanos han dejado rastros en algunas sociedades secretas africanas y caribeñas. Todavía hoy hay algunos poblados africanos en los que se cree en la existencia de estos terribles personajes. Y el tráfico de esclavos iniciado en 1951 por los Portugueses transportó, a bordo de los cargueros negreros, la leyenda de los hombres-leopardo a tierras de América.
Actualmente existen sociedades secretas en Cuba, Jamaica, etc, fundadas por los esclavos provenientes de Calabar, donde se generó el mito de los hombres-leopardos: los abakua, un grupo de guerreros de excepcional fiereza y fortaleza, todavía hoy temidos por toda la sociedad cubana.
Otro de los países, de similar historia, donde se mantiene excepcionalmente vivo el mito de los hombres-lobo es Haití. La primera república negra, y el país mas pobre de América, mantiene aún hoy la leyenda de los lougarou (hombres-lobo). Con cierta frecuencia se atribuye a los abundantes asesinatos que se comenten en Haiti (60 a la semana) a estas legendarias criaturas. Y con la misma frecuencia se organizan batidas de haitianos, blandiendo sus temibles machetes de acero, para capturar a esas criaturas malditas. Según una de las tradiciones la posesión de un loa petro -los más duros del panteón vudú- puede convertir a un hombre en bestia.
El viajero, aventurero y productor de documentales Douchan Gersi recogió varios relatos en Haití de policías, militares e incluso el alcalde de Saint-Marc, pequeña localidad costera haitiana cercana a Gonaives, que afirmaban haber visto con sus propios ojos un hombre-lobo:
"Estaba cubierto de pelo largo y negro -contaron los testigos a Gersi-, y tenía una larga cola. La cabeza era como la de un perro de gran tamaño que tuviera ojos rojos, luminiscentes, y un resplandor emanaba de ella (...). El alcalde y el comandante tuvieron tiempo de divisar su pene, que era rosáceo y por tanto resaltaba sobre la piel negra. Al cruzar corriendo la calle sobre cuatro patas, daba largas zancadas, demasiado elevadas para ser las de un perro...".
La verdad es que el relato resulta totalmente increíble. Sin embargo el mismo Gersi afirma que durante uno de sus múltiples viajes por Haití, se encontró con el entierro de un hombre-lobo capturado poco tiempo antes. Cuando, tras sobornar a los enterradores a golpe de dólares y tabaco americano, consiguió abrir el ataúd para ver al supuesto lougarou se encontró con un hombre de unos cincuenta años que:
"Tenía pies y manos sujetos con clavos al fondo del ataúd, llevaba una camisa y unos pantalones de pijama cubiertos de sangre, además tenía un crucifijo clavado en el corazón, y otro clavado en la frente".
Evidentemente, hombre-lobo o no, aquel infortunado había muerto salvajemente por la firme creencia en un mito que todavía persiste en Haití.
Y es que de vez en cuando saltan a los medios de comunicación casos insólitos que nos traen de nuevo el fascinante mito del licántropo. Recientemente una insólita denuncia era presentada a la policía uruguaya. Todos los alumnos de una escuela, incluyendo a la maestra, afirmaban haber descubierto el escondite de un hombre-lobo.
En un edificio en ruinas de Arroyo el Dorado, se encontró una especie de nido hecho con ramas, salpicado de ásperos pelos de seis centímetros de longitud no pertenecientes a ningún animal conocido. Al día siguiente alumnos y maestra pudieron ver una especie de criatura de pequeño tamaño, cuerpo encorvado y cubierto de pelo que se movía con extraordinaria agilidad entre los árboles.
¿Se trataba de un auténtico hombre-lobo uruguayo?
En un edificio en ruinas de Arroyo el Dorado, se encontró una especie de nido hecho con ramas, salpicado de ásperos pelos de seis centímetros de longitud no pertenecientes a ningún animal conocido. Al día siguiente alumnos y maestra pudieron ver una especie de criatura de pequeño tamaño, cuerpo encorvado y cubierto de pelo que se movía con extraordinaria agilidad entre los árboles.
¿Se trataba de un auténtico hombre-lobo uruguayo?
Una cuestión legal
Este tipo de avistamientos y apariciones mantienen vivo el mito del hombre-bestia en todo el mundo. Y no es de extrañar por tanto que la historia del derecho recoja numerosos casos de asesinatos múltiples atribuidos a hombres-lobo.
Desde Italia hasta USA, pasando por Inglaterra, Alemania o Francia poseen numerosos ejemplos en la historia de su jurisprudencia. La Francia del siglo XVI por ejemplo, fue azotada por una auténtica epidemia de crímenes y canibalismo relacionados con supuestos licántropos. Solo entre 1589 y 1610 se registraron 30.000 casos de personas que se pretendía podían transformarse en animales. La mayor parte de ellos fueron quemados vivos, decapitados o ahorcados, acusados de asesinato, antropofagia y brujería.
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