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EPIFANÍAS OVNI. CONTACTADOS Y SECTAS UFOLÓGICAS. CUADERNO DE CAMPO 11.

EL MISTERIO DE LA MANO CORTADA(II): CRÓNICA DE UN ESCÁNDALO


Siendo la Marquesa de Villasante una mujer tan popular en su época como lo era, no es de extrañar que los medios de comunicación se cebasen en el caso en cuanto estalló el escándalo. Y eso ocurría exactamente en la tarde del sábado 30 de enero de 1954. 



Un joven llamado Luis Shelly se presentó en el Juzgado de Instrucción número 14 de Madrid, constituido por el juez Sr. Aguado González, el secretario Sr. Comellas Salmerón, los auxiliares Manuel Muñoz y Fernando Fernández, y los agentes Srs. Sastre y Jiménez, y ante todos ellos interpuso una denuncia contra su propia madre, la Marquesa Margarita Shelly Ruiz de Lihory. Según afirmaba Luis Shelly en la declaración judicial, su madre, viuda de sesenta y siete años de edad, con domicilio en la calle Princesa número 72, 3º Dcha., sentía un amor desmedido por los animales, manteniendo en dicho domicilio a 17 perros, 3 gatos, 10 o 12 canarios y 2 tórtolas. Pero lo grave, según afirmaba el denunciante, es que cuando sus animales morían procedía personalmente a su disección, "cortándoles la lengua, sacándoles en corazón y arrancándoles el pellejo, que después conservaba. En alguna ocasión decapitaba a sus animales conservando además sus cabezas...".

Naturalmente eso no es constitutivo de delito. Pero según afirmaba Shelly, el 19 de enero anterior, a la una menos diez, había fallecido en el domicilio materno, su hermana Margot -de 42 años-. Esa noche, según el denunciante, habían encontrado sobre la cama de la fallecida, unas tijeras y unas pinzas de las utilizadas por la Marquesa para sus supuestas disecciones de animales. A pesar del empeño manifestado por los tres hermanos, en pasar la noche velando el cadáver, la Marquesa había ordenado que durmiesen en el otro extremo de la casa, y había sido ella, y su compañero sentimental, Jose María Bassols, quienes habían pasado toda la noche encerrados en el dormitorio de Margot. Lo mismo ocurrió al día siguiente, y en la mañana del día 21, el cuerpo de Margot amaneció encerrado ya en el ataúd. Ataúd que no fue abierto a pesar de las demandas de los hermanos, ni de numerosos amigos y familiares que se desplazaron hasta Princesa 72, para dar el último adiós a la malograda Margot. A las once, siempre según la declaración de Luis Shelly, el féretro salió hacia el cementerio, y más tarde se encontró en la habitación donde había estado el cadáver, una cuchillo muy largo y afilado, y una tabla de partir la carne. Ante tales indicios, Luis Shelly sospechaba que su madre había mutilado el cuerpo de su hermana, y presentaba por consiguiente, la pertinente denuncia ante el Juzgado de Instrucción.




El relato de Luis debió parecer lo suficientemente convincente al juez Aguado, porque inmediatamente instruyó una orden de registro, y esa misma noche efectivos de la Brigada de Investigación Criminal se personaron en Princesa 72. Copio literalmente del "Acta de Entrada y Registro" algunos párrafos muy reveladores:

ACTA DE ENTRADA Y REGISTRO.- En Madrid y siendo las veintitrés horas y cincuenta minutos del día treinta de enero de mil novecientos cincuenta y cuatro, los inspectores del Cuerpo General de la Policía, adscritos a la Brigada de Investigación Criminal de Madrid, don Sebastián Fernández Rivas, don Antonio Alcocer de Mesa, don Ulpiano Ruiz Perez, don Manuel Lopez Alonso de Ojeda, don Isidoro Gallego González y don Daniel Ares Martínez, este último habilitado como secretario para la práctica de esta diligencia, para dar cumplimiento al mandamiento del ilustrísimo señor Juez de Instrucción número catorce de los de esta Capital...

"En el dormitorio de doña MARGARITA... se hallan, en el estante inferior y en el rincón de la izquierda, tapados con varios bolsos de señora y carteras de documentos, los siguientes efectos: un hacha pequeña, de las llamada de carnicero, con mango de madera barnizada, con tres remaches dorados; UNA VASIJA, en forma de cubeta, toda ella de material plástico, la mitad inferior estriada, color blanco, la mitad superior transparente, con tapa color rojo y botón blanco y asa de alambre con manguito color rojo; esta vasija contiene como puede comprobarse por la transparencia de su parte superior UNA MANO DERECHA, al parecer de mujer, seccionada por la muñeca, estando el recipiente lleno de un líquido transparente...

No es de extrañar que ante tales descubrimientos el juez ordenase la exhumación del cadáver de Margot Shelly, lo que se hizo inmediatamente. Al examinar el cuerpo de la difunta se descubrió que, además de la mano, le habían amputado un trozo de lengua, le habían arrancado los ojos, y le había cortado el vello púbico. El juez ordena un nuevo registro, en el cual los agentes de la Brigada Criminal descubren los ojos y la lengua de Margot en el domicilio de Doña Margarita, así como numerosos restos y vísceras de animales. ¿Escándalo?. En cuanto la noticia transcendió a la prensa, el mundo se vino encima para la famosa Marquesa de Villasante.

Toda la prensa nacional se cebó en el caso, y los rostros de Margarita Ruiz de Lihory y Jose María Bassols se convirtieron en asiduos de las primeras páginas.

Mientras tanto las investigaciones policiales continuaban, y fueron ordenados registros en todos los pisos y fincas de la Marquesa.

En su domicilio de Madrid se descubrieron los ojos, la lengua y una probeta con sangre de Margot, y en sus otras propiedades numerosos restos de animales, y otros sugerentes hallazgos, como una ametralladora, un cráneo humano, etc.

El turbio pasado de la Marquesa llenó los periódicos. Pero su íntima amistad con el Caudillo aplacó en buena medida el escándalo. Sin embargo los documentos policiales aportan datos valiosísimos, como los citados en un informe del 9 de marzo de 1954: "es persona que goza de fama de vida bastante inmoral. Fue amante del comandante Velasco, jefe del Servicio de Información Militar. También mantuvo relaciones con otros jefes rojos. En su domicilio del paseo de Gracia se celebraban auténticas orgías". La Marquesa presumía de solucionar todos sus asuntos "en el bidé", y de haber "hecho el amor con todas las razas humanas".

Al escándalo de la mutilación del cadáver de Margot sucedió otro. Los títulos que ostentaba Margarita Ruiz de Lihory en realidad correspondían por derecho a su hermana mayor Soledad, es decir que había estado utilizando ilegalmente el rango de Marquesa de Villasante y Baronesa de Alcahail. Pero había más, mucho más...

Misterios desvelados

La legendaria casa de la Marquesa, en la calle Mayor 58 estaba rodeada de una aureola de leyenda. Los niños de Albacete se referían a ella como "la casa de los fantasmas". En la misma ciertamente existían sótanos, pero arrendados a una frutería vecina donde, entre otros, trabajaba Don Abundió Díaz Verdú. "Sí, claro que había sótanos -confesaba Don Abundio- y en los sótanos de la Marquesa teníamos unas cámaras donde madurábamos los plátanos Carburo". Probablemente esos fueron los sótanos que a principios de los setenta pudieron ver los ufólogos de Albacete que, a través de los túneles que recorren la ciudad, construídos durante la Guerra Civil para proteger a la población de los bombardeos, accedieron a ellos.

No obstante -y pese a que en la DILIGENCIA DE INSPECCION OCULAR la Policía que examinó la casa de la Marquesa en Albacete no menciona ningún sótano- algunos testigos afirman que existía un laboratorio subterráneo bajo la mansión de Mayor 58. Allí fueron encontrados, durante alguna de las expediciones ufológicas, restos de jeringuillas, tubos de goma, etc. Y lo que es más sugerente, el popular investigador Jose de Zor descubrió en una de esas expediciones subterráneas un antiquísimo libro de espiritismo que perfectamente podría haber pertenecido a Jose Bassols, cuya familia mantenía una luenga tradición espiritista.

Los famosos "médicos nórdicos" eran, ¡oh, sorpresa! dos doctores alemanes que la Marquesa hizo venir a Albacete en cuanto enfermó Margot, y que estuvieron viviendo en varias fincas de la Marquesa anteriormente. Estos médicos, George Framremberg y Schmidt, según el escritor Nuño de la Rosa, habrían llevado una vida bastante licenciosa, acorde con las aficiones de la Marquesa, participando incluso en ciertas "fiestas" homosexuales en Mayor 58. Y más aún, no se trataría de médicos cualquiera, sino de importantes personalidades del Reich que incluso habrían tratado personalmente a Adolf Hitler, y que, según Antonio Tornero "eran muy buenos. Dijeron que la señorita duraría seis meses, y solo se equivocaron en cinco días".

En un profético escrito redactado hace veinticinco años, el malogrado patriarca de la ufología andaluza Manuel Osuna ya apuntaba esta posibilidad: "Uno de ellos, el Dr. S. -que huyó de Alemania tras ser condenado a muerte por sus experimentos con humanos- ...reclamaba: estoy cerca del final (refiriéndose a sus experimentos)". Para Osuna, que no se dejó seducir por las historias ummitas, los "medicos nórdicos" eran dos nazis que continuaron experimentado en España lo que iniciaron en los campos de concentración alemanes.

Según fuentes muy cercanas a la Marquesa, no es de extrañar el secretismo que rodeaba el caso. En las citadas orgías participaron importantísimas personalidades de la vida política, el clero y la sociedad de Albacete.

Respecto a las mutilaciones del cadáver, personajes tan relevantes como el Dr. Reverte Coma, o Margarita Landi, defienden la existencia de ritos satánicos. En mi opinión debemos matizar ese término, ya que muy probablemente la Marquesa de Villasante tuvo contacto, durante su estancia en Marruecos, con varias sectas islámicas que practican el culto a Iblis, Saytán o Malek-Taws; el Diablo de El Corán. Cultos como los Yassasim, los Thug, o más probablemente los Yezidis, comunidad de más de 100.000 miembros que, aunque tengan su capital en Irán, poseen fieles en diferentes países del mundo islámico. Sus textos "Libro de la Revelación" y "Libro Negro" proclaman una especie de "satanismo musulmán", en tanto adoran a Malak, el "Angel de los Tormentos" según el Sagrado Corán (Sura XLIII, 77). Estos cultos "satánicos" practican ritos como la extirpación de los ojos, depilación del vello genital, amputación de manos, etc.

Por otro lado, y aunque en ciertos ritos de la magia magrebí los perros cumplen un papel protagonista, la enorme cantidad de animales sacrificados descubiertos en las fincas de la Marquesa, suponen uno de los mayores enigmas del caso.

Para Margarita Landí la Marquesa utilizaba sus perros para traficar droga, introduciéndola en los animales y sacrificándolos posteriormente. Debo decir que, tras consultar a algunos de los principales inspectores-jefe de la policía dedicados al narcotráfico, esta opción es bastante improbable.

Para otros investigadores, como Adalverto Ujbari, la Marquesa podía utilizar sus animales para entrar en el país secretos militares, diamantes, etc, usando cápsulas que introduciría a sus perros por el ano o boca. Sin embargo eso no obligaría a sacrificar dichos animales, ya que terminarían expulsando rectalmente esas supuestas cápsulas. Sea como fuere el exquisito trato que daba a sus perros, a los que trataba con las medicinas más caras, alimentándolos con carne de primerísima calidad, etc, no puede explicar que se le muriesen literalmente a docenas, y contrajesen todo tipo de enfermedades (?).

En cuanto a la conexión con UMMO, parece evidente que los autores de las cartas descubrieron en alguna hemeroteca, o bien accediendo al sumario judicial, un caso perfecto para fusionar con su fantástico relato alienígena, y simplemente convirtieron a los dos médicos nazis en sus "hermanos ummitas experimentando en Albacete". Fulgencio Lozano, que asistió a algunas reuniones de La Ballena Alegre poco antes de mudarse a Albacete, jugó un importante papel en la popularización del asunto UMMO en dicha ciudad. Quien sabe, a lo mejor en el fondo los ummitas no fantasearon tanto. Tal vez tras el complejo affaire UMMO se oculta un oscuro entramado que, sentado a la (extrema) derecha del Padre-Poder, pretende dominar las conciencias de los hombres a través de una tenebrosa "Conspiración del Caos". La "Conspiración del Caos" que Enrique López Guerrero, el cura de Mairena, profetizaba en su voluminoso tratado sobre UMMO hace veinte años. Ya ve, Don Enrique, al final va a tener usted razón después de todo...




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